
Es como un cojín, está relleno de lana, lana de la de antes, de la que había que varear una vez al año deshaciendo los colchones y volviéndolos a hacer. Me lo regaló mi suegra, era el suyo, el que ella utilizaba para hacer sus maravillosas labores. Me dijo, que le cambiase la tela, pero lo cierto es que me gusta como está.
Va conmigo a todos los sitios, porque coso encima de él. Lo sitúo en mi halda, descanso los antebrazos y me ayuda a mantener una mejor posición de la espalda. Tiene un bolsillo que baja un poco y dentro llevo el hilo, el dedal, las tijeras... funciona de maravilla. Te caben las agujas, los alfileres, las piezas que vas montando, las gafas encima cuando lo retiras, está todo a mano en ese pequeño y mullido espacio.
Espero que lo podáis apreciar.
En el pueblo de mi marido, las mujeres lo utilizan para hacer sus labores, e incluso para el punto de cruz, ya que no usan bastidor, colocan la tela encima y se sirven de ello, no sé como, pero así es.
Estaba terminando los molinillos pequeñitos, que dicho sea de paso, me están dando una guerra tremenda para montarlos y eso que van a mano y la mano casi todo lo puede.
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Pequeños bordaditos, para luego montarlos en lo que se ocurra, ahora mismo no lo tengo decidido.
Es un ligero y bonito diseño de
Pinta.
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Quería ser tarjetero.....

Pero va a ser guarda agujas, ya que no me salió.... no me salióoooo, así que otra vez será.
El calor me está matando, lentamente.
Mavi.